El legislador Alejandro Grillo presentó un proyecto para la colocación de una placa del último domicilio donde vivió el poeta y autor de tango Julio Camilloni, sito en la calle Camarones 3149, de la Comuna 11.
La iniciativa prevé que el sitio del barrio de Villa Santa Rita lleve el texto: “La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reconoce el aporte a la cultura del poeta y autor de tango Julio Camilloni”.
“Julio Camilloni nació en Ancona, Italia, pero apenas a los tres meses de vida ya residía con su familia en Buenos Aires, en el corazón del barrio de Boedo. Este emblemático barrio, famoso por su tradición cultural y política, funcionó como cultivo para su formación artística”, señaló el legislador.
Camilloni creció en una familia donde la lectura y la reflexión intelectual eran parte de la vida cotidiana. Su formación autodidacta, marcada por una intensa búsqueda de la belleza y la autenticidad, se reflejó en una obra signada por la sensibilidad social y el compromiso artístico.
El ambiente de Boedo con su movimiento literario, la presencia de la Editorial Claridad y figuras como Raúl González Tuñón, Elías Castelnuovo y Álvaro Yunque dejó una huella indeleble en Camilloni, quien supo asimilar esa tradición sin perder su impronta personal. Su poesía, atravesada por un profundo sentido humanista, buscaba siempre la conexión genuina con el otro, el desarme del odio, el abrazo sincero.
Julio Camilloni dejó un legado fundamental como letrista en el tango argentino. Colaboró con grandes músicos como Alfredo Gobbi, Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Fulvio Salamanca y Julio Ahumada.
“De esas asociaciones nacieron tangos memorables como Estás en mi corazón, Predestinada, A mis manos, La última y Hasta el último tren. Además del tango, Camilloni exploró otros géneros, como la canción infantil, escribiendo piezas exitosas junto a Farías Cabanillas como Pinocho y Aladino, que trascendieron fronteras”, recordó.
En sus últimos años, Julio Camilloni vivió en el barrio de Villa Santa Rita, donde mantuvo su perfil bajo y su vida austera. Desde allí siguió escribiendo, reflexionando y participando activamente del entramado cultural del barrio.
“La comunidad lo recuerda como un creador incansable y un símbolo de la bohemia porteña más genuina. Su contribución al tango y a la poesía trasciende generaciones, y su vida, guiada por la sensibilidad y el compromiso, merece ser reconocida como parte esencial del patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires”, expresó Grillo en su propuesta.