La desaparición bajo los escombros de un aljibe de cisterna subterránea, que permanece oculto en un terreno privado del barrio porteño de Villa Devoto, volvió a preocupar al grupo de vecinos y vecinas que, tiempo atrás, exigió la intervención del Gobierno de la Ciudad para preservar lo que consideran una «reliquia arqueológica».
La parcela en cuestión está en Navarro 3559, donde una empresa de demoliciones tiró abajo la edificación que allí se levantaba y que, además, cuenta con un extenso jardín que resalta en una zona donde los espacios verdes están perdiendo presencia a raíz de un «boom» inmobiliario que fomenta la construcción de departamentos.
“Peligra un sitio arqueológico que debería protegerse”, señalaron desde la cuenta de Instagram "Basta de Destruir Devoto” como parte de la campaña iniciada por el grupo barrial para visibilizar la situación.
Según manifestaron desde el colectivo vecinal, el terreno tiene bajo suelo una cisterna que sirvió como reservorio de agua de lluvia a inicios del 1900 y que al nivel de la superficie contaba con un aljibe, también conocido como brocal, desde donde se abastecía a más de 200 niños alojados en un asilo que funcionó allí.
En la actualidad, el frente del predio que se prolonga por más de 50 metros está tapiado por la obra que lleva adelante la empresa Nocito, una constructora conocida de la zona.
Según un informe divulgado por el Conicet y relatos vertidos por la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto, ese terreno formó parte de una manzana completa que estuvo ocupada por un edificio construido en 1904 por el arquitecto Juan Antonio Buschiazzo y que fue la sede del asilo de huérfanos que llevó el nombre «Humberto Primo».
A mediados de la década de 1950, el asilo sufrió un incendio que destruyó el inmueble y, con el pasar de los años, la manzana fue subdividida en parcelas para su venta en un diseño urbano que alimentó que Villa Devoto sea bautizado como «El Jardín de la Ciudad» por la cantidad de superficie verde en combinación con casas de poca altura.
Este modelo, sin embargo, comenzó a transitar cambios en la última década y muchos propietarios decidieron desprenderse de sus terrenos para dar paso a proyectos inmobiliarios que contemplan la demolición de las actuales edificaciones y una posterior construcción de unidades multifamiliares, tal como parece ocurrir con el caso denunciado por el grupo barrial.
Según manifestaron, en Navarro 3559 podría ocurrir una «masacre patrimonial» por la pérdida de una «reliquia arqueológica» que representa la estructura subterránea que funcionó como cisterna y aljibe del asilo para la recolección y depósito del agua de las lluvias, que sobrevivió al incendio y a las posteriores intervenciones.
En un documento divulgado por el Conicet hace más de una década, el especialista en arqueología urbana Daniel Schávelzon aseguró que «es una compleja obra de infraestructura que debió de abastecer de agua a más de un centenar de personas».